Cuando alguien muere pocas veces es recordado por más que su
familia y algún amigo muy cercano. En
ciertos casos su nombre o apodo es escrito en un lugar adicional a su lapida,
luego de eso su recuerdo se diluye en las aguas del tiempo.
Muchos jóvenes en Guatemala mueren víctimas de la violencia
causada por las pandillas o por otros grupos delincuenciales, algunos están
involucrados en alguno de estos grupos, otras veces son víctimas de las
circunstancias o del fuego cruzado.
He conocido a muchos de estos jóvenes, antes y después de
convertirme en un creyente practicante, algunos más cercanos a mí que otros. Sé
que cada uno de ellos tenía una historia que contar, pero ya no está para
hacerlo, por lo que estas líneas que escribo en parte es en memoria de ellos, y
aunque como rezaba una frase que un amigo se tatuó en su cuerpo alguna vez
“Amado por unos, odiado por otros, pero respetado por todos” hay gente que
podrá creer que no vale la pena recordar a ciertos personajes, pero creo que para
bien o para mal, todos ellos tenían familia y amigos que seguro les amaban y
apreciaban, la vida es así.
Hace pocos días fue asesinado dentro de un taller de
mecánica uno de los pocos sobrevivientes a una guerra que se dio entre dos
grupos de jóvenes hace tiempo y que duro varios años causando muchas muertes en
ambos bandos. Para mantener la mala costumbre los medios hablaron de un hombre
de 40 años, cuando él en realidad tenía
como 30.
Le vi hace algunos meses luego de 4 o 5 años de no
encontrármelo, platique con él, en otro
tiempo se pudo considerar mi enemigo, eso está hoy a 13 años de distancia,
aunque en realidad nunca tuvimos algún enfrentamiento en aquel entonces el
sabia quien era yo y con quienes andaba, así mismo yo sabía quién era el y
quienes eran sus compañeros, pasaron muchas cosas por esos años pero nunca nos enfrentamos,
el asunto era más con otros, por lo que a mí siempre me trato con respeto,
supongo que en realidad cuando cruzamos las primeras palabras ya ninguno de los
dos tenia la misma mentalidad, además era más joven que yo y sus enemigos en su
momento eran los de más o menos su misma edad .
En esa última ocasión que lo vi me contó que andaba
tranquilo, reparando algunos aparatos eléctricos, tiempo atrás se escucharon
rumores de que andaba en otro tipo de malos pasos, de que estuvo preso por eso,
pero nunca le hable de ello, le invite a mi casa para que quizá fuéramos a la
iglesia, quedamos de quizá hablarlo más en concreto otro día, luego nos
despedimos, por la mala información de los medios me entere que el asesinado
fue él pero días después del hecho, como siempre rumores diversos, pero eso ya
no importa, su vida se apago como muchos de sus compañeros y de sus rivales
años atrás en esa guerra sin sentido que dejo muchos hogares en luto, han
pasado años y su grupo hace bastante que ya no existe, pero la pandilla rival
por ser una de las 2 más grandes que hace rato dañan a la juventud guatemalteca
aún perdura, aunque con otros protagonistas, la muerte nos alcanza a todos,
luego nos vamos a entregar cuentas, pero nuestra partida se acelera cuando no
enderezamos el caminar, aunque sucede también que llegado el día y la hora no
hay como evitarlo. Fuera por otros problemas actuales o por rencores del pasado
murió a un joven y no puedo evitar sentir algo de tristeza, es raro, no puedo
decir que fuera un gran amigo, y de alguna forma absurda fue enemigo pues el
odio entre él y muchos de mis compañeros e incluso mi difunto hermano fue grande. Pero aun así, siempre que hable
con él sentí empatía, de hecho me caía bien, creo que de alguna forma me recordaba a mi
hermano y a otros jóvenes que perdieron su vida siendo adolescentes, la
transformación que Dios hace en un corazón seguro tenía mucho que ver en mi,
además era otro sobreviviente, de esos que ya no hay muchos, espero que
existiera la oportunidad en esos momentos finales de ponerse a cuentas con
Dios, porque aunque parezca loco, así como deseo encontrar a mi hermano y a
otros allá arriba, me alegraría encontrarlo a él, la verdad es que fueron
engañados y vivieron como enemigos de otros sus iguales perdiendo así la
oportunidad de una vida larga, de tener una familia, ver crecer a sus hijos e
hijas, todo se perdió.
Su verdadero nombre era Jorge Celis, pero yo siempre le
conocí por “17”.
El porqué le conocía por ese sobre nombre es un poco
gracioso si lo piensas, recuerdo que mi hermano me lo comento, y es que Jorge y
varios otros de ese grupo fueron amigos de mi hermano, pero después tomaron
bandos distintos, el apodo en el grupo para él era 18 en realidad, pero para
sus rivales llamarlo así siendo enemigo era un insulto, así que le decían 17.
Haaaaa… si todos hubieran
comprendido lo sin sentido que era odiarse, que todos ellos pudieron vivir
muchísimos años más siendo amigos, nada se gano con toda esa rivalidad y
rencores, al menos nada bueno.
Le llego el día a Jorge, en ningún momento me alegra la
noticia, al contrario, como ya dije me da
tristeza por él.
Adiós 17.
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