Hace ya algunos días, puede observar con asombro, la
actitud de un niño que se dirigía a su lugar de estudios, eran como las 6:45 am
cuando al ver por mi ventana, lo divisé a lo lejos, venia de la colonia Lomas
de Santa Faz, al parecer quería alcanzar a alguien, pues silbaba y hacía señas
con las manos, como avisando para que lo esperaran.
Con paso ágil intentaba darle alcance a quien sea que fuera
delante de él, yo no pude ver quién era, pues prácticamente estaba del otro
extremo de la avenida, cruzando la cuadra.
Pero de repente y con una espontaneidad asombrosa, el niño rezagado,
comenzó a marchar... Pero no como los
militares o los miembros de las bandas escolares, si no como nuestro ganador de
la medalla de plata en los juegos olímpicos de Londres 2012. Si, así es... Este
niño imitaba a Erick Barrondo, me
quede perplejo por unos instantes y me sonreí casi de inmediato y sin poder
ocultar me alegría. Y es que algo tan sencillo como esto, esconde muchas cosas detrás,
pues lo primero que pensé fue que una influencia positiva o negativa, tiene un alcance
e impacto mucho mayor de lo que podríamos llegar a imaginar.
Foto: Comité Olímpico Guatemalteco
En Guatemala y en
otros países hermanos, estamos sumamente necesitados, sedientos, urgidos de buenos
ejemplos, de héroes, de modelos, gente que tenga esa influencia positiva en la
juventud, en los niños, y porque no decirlo;
en los mas adultos también. A diario vemos como por los distintos medios de comunicación
aparecen las imágenes y los textos que dan a conocer, la corrupción, la violencia,
las mafias, impunidad, etc. En donde no solo aparecen jóvenes con el cuerpo
marcado por tatuajes, también hay funcionarios públicos, policías, miembros del
ejército, políticos, y demás personas que aunque estén preparadas académicamente
y gocen de una buena posición, cayeron en la desgracia de convertirse en un
delincuente mas, aunque la cubierta de un uniforme o "tacuche" parecía
disfrazarlos muy bien, y fueran condenados o no, les importe o no, su cara y su
nombre son conocidos por el resto de la población, y es ese tipo de influencias
en su mayoría las que día con día recibimos.
Pero es dentro
del mismo círculo familiar, en donde hay una falta de valores y principios impresionante
en muchos casos, por increíble que parezca, mucha gente conscientemente enseña
a sus hijos a mentir, robar, manipular, herir
y lastimar, así mismo con palabras como con acciones que son las que más pesan
a largo plazo, todos dicen que no quieren un hijo vicioso, delincuente o vago, o al menos casi
todos, pero ellos mismos no dejan el
tabaco y el licor por poner un ejemplo, exaltan mas bien lo malo y perverso, que lo justo y correcto, aunque lo nieguen, es así.
Podría seguir con una
lista interminable de errores en los que han caído la sociedad y las familias,
pero no es ese el propósito de este post. Más bien quiero recalcar el gesto de
ese pequeño niño que no tendría más de 8 años, con esa mínima actitud de unos
instantes, me abrió la mente de muchas maneras, todo enfocado a reflexionar en
como una influencia positiva grande o pequeña (que a la larga ninguna es
pequeña), puede incluso transformar si Dios quiere y trabajamos para lograrlo,
la vida de muchos otros que a lo mejor no todos seguirán el mismo camino de
Erick, pero serán motivados a lograr sus metas y sueños de manera humilde y
esforzada como este joven.
En un sector en
donde se puede ver a muchos niños imitando o siguiendo los pasos de los más
grandes, en vicios, malas palabras, malas actitudes, e incluso formándose como
pandilleros, es sumamente agradable ver como el buen ejemplo de otro
guatemalteco con o mas limitaciones que la mayoría, ha dejado una huella en la
mente de algunos, definitivamente para mejor y no para peor.
Como quien dice,
pequeños chispazos de luz en medio de tanta oscuridad. No deja de alegrar.
Foto: Internet
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